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Mostrando entradas de julio, 2020

RITUAL DE PURIFICACIÓN

Encendí una hoguera con el propósito de sanear mi morada y que todo lo insano ardiera en el fuego, todo lo que no quería seguir soportando, todo lo que al corazón comprimía, todo inútil desvelo. En un ritual de purificación lancé al fuego todas las partes dañinas que por tantos tiempos aún conservaba. Deposité en la hoguera nostalgias y furias, rencores y culpas, temores y miedos, demonios que irrumpían en mis sueños soliviantando el alma, entorpeciendo el movimiento, esclavizando el cuerpo, quebrando las alas impidiendo el vuelo. En las fauces de la hoguera arrojé cicatrices de mucha contiendas libradas, espinas que laceraron mi cuerpo y en el alma quedaron clavadas. El fuego iba devorando cada pedazo de pasado que vivía hacinado en un cajón de la memoria eterna. En el crepitar de las llamas el humo se alzaba diluyendo las cenizas purificando el espacio, sanando las heridas, aliviando el alma del excesivo peso. En un ritual danzaba el fuego, en el lánguido crepitar

LA LUZ Y LAS SOMBRAS

Te presentas ante mí con tu porte de indolencia y soliviantas mi sueño. Me pregunto ¿quién eres y de dónde vienes? Quizá saliste del infierno retando al fuego para incendiar mi calma ¿Acaso te confabulas con la noche para llegar a mí en el silencio cómplice que deletrea a fuego tu nombre consumiéndose en las brasas entre la luz y las sombras por las que en el sueño viajas? Te presentas ante mí en medio del desconcierto nocturno, el hedor es mi desvelo y despierto y duermo al mismo tiempo confundida entre dos mundos que ante mi asombro se abren. Luces y sombras se encuentran y en un duelo de Titanes se baten. El firmamento se abre y la luz penetra, te hiere, te quemas en tu fuego y retrocedes. Una vez más saliste de la contienda derrotado. La fuerza sagrada de la luz te alcanza y te fulmina y te evaporas dejando tras de ti el rastro de un nuevo intento de usurpar con tus malas artes mi reino. Mientras la fuerza de la luz me acompañe sólo serás en mi mente desolada

VOLVERÉ

Volveré algún día al lugar del que provengo, volveré preparada para un nuevo comienzo, con el alma sosegada y las manos abiertas para aceptar todo lo que la vida me conceda. Camino sin rumbo en un viaje de retorno hacia el infinito, nómada es mi nombre, apátrida mi apellido, desnudando pensamientos y descargando emociones que laten heridas, experiencias adquiridas porto en mi equipaje, nada material que merezca la pena salvar del olvido. Camino con los pies descalzos sorteando las piedras, evitando lastimarme sin que hayan cicatrizado las heridas viejas. Volveré algún día al lugar del que provengo convencida de que será el destino definitivo. Sangrante y estigmatizado cuerpo, la piel curtida durante el trayecto por las estaciones extremas a las que estuvo sometida, heridas añejas que fueron sanando a lo largo del recorrido. Volveré al lugar de origen con deudas pendientes de ser saldadas sin saber cuánto más tiempo necesitaré, cuántas más vidas serán necesarias para

EL SUSURRO DEL VIENTO

Escucho el susurro del viento que trae nuevos mensajes, mi voz se hace eco y registra todas las notas encriptadas descifrando cada detalle del continuo movimiento que conforma el pentagrama de emociones salpicadas de polvo de estrellas. Salgo en busca del sonido a través del espacio insondable por el que mi alma navega, perpleja queda la noche ululando recuerdos. Se abre ante las sombras el portal de todos los tiempos y reacciona el Ser en otras dimensiones impensadas, fluye como el río con caudales plenos de abundancia, todo se esparce  a su paso, todo se cubre de nitidez al avanzar en cada tramo en que se divide lo eterno. Avanza el sonido desplegando sus notas, desencadenando el concierto más bello, se desliza como un soplo de brisa renovada la bella melodía y recorre el nuevo Universo. Susurros de esperanza que el viento en su eco vaticina, tapices se dibujan en el espacio infinito despejando el paisaje de su ya caduco telón de acero y plomo con que quedó moldeado