Se desploma el tiempo con las sacudidas de las horas muertas que se deslizan en silencio, se adormece la madrugada entre sueños y despertares que desvelan soledades. Mortecina luz se proyecta en los ventanales, puertas que abren entradas escondidas y atraviesan el túnel de lo incierto hacia la verdad que yace en algún lugar de la noche fría. Se evaporan como por arte de magia las neblinas del camino y despacio, el no-tiempo avanza en su recorrido, las saetas enloquecen sin dirección alguna y giran en un vertiginoso baile sin control de sí mismas. Nada es lo que aparenta ser en una realidad convencional, la mente mantiene su estatus de poder y accede a ser magnánima con el pensamiento, el azorado compás del corazón queda perturbado ante la novedad de ser atendido como debe, rechazando la razón que impone unas reglas a conveniencia, la luz brota del manantial de la esperanza y brilla con poderosa fuerza eclipsando elucubraciones que durante la noche al durmiente atormentan. Imagen de
Como diapositivas en sucesivo movimiento se proyectan en mi mente imágenes que me transportan a todos los tiempos. Me envuelvo bajo el manto del recuerdo y navego, me dejo llevar por el torrente de historias que fluyen del pensamiento, deteniendo instantes en los que reencontrarme con los recuerdos que se refugiaron en algún rincón del desván de la escurridiza memoria donde quedaron sepultados por la fría soledad del silencio. Quisiera poder acceder a la entrada principal de la cámara y congelar el momento perfecto en que las heridas dejaron de sangrar, donde el dolor se desvió hacia el camino de la sanación y las puertas hacia el infierno cerradas quedaron por siempre. Los recuerdos se amoldan a la perfección como cómplices del olvido y seleccionan aquellos en que los sueños se cumplieron como en un cuento sin fin recreando el paraíso perfecto en el que la felicidad no se cuestiona, la paz seduce el alma y cuerpo y mente en equilibrio se mantienen. En su selección hacen un guiño al