Me quedé sentada
En medio de la nada
En una estancia de
semi penumbra
Divagando y amparada
en los recuerdos,
Inútiles y vanos,
de un tiempo estancado en oscuras lagunas
¿Se detuvo el tiempo
o me detuve yo?
Continuaron mis pasos
en medio de la pesadilla
El cese de la noche
avanza un nuevo día
Ahí me quedé,
en vela,
hurgando en la fragilidad de la memoria
¿Qué produce mayor
dolor
Olvidar lo vivido o
no recordar lo pasado?
Reconociendo una
mente selectiva
Que se apropia de recuerdos
a voluntad
Amor y muerte se
encadenan sin remisión
Esperan juntos el
final del camino trazado
Los finales felices
no perduran
No se inmovilizan,
siguen el curso vital
Sin llegar a un final
definitivo en la historia
Es el continuo
marcado por las experiencias
Es morir y volver a
nacer
Es amar y desamar
Es caer y levantarse
Es continuar,
Continuar y seguir sin rendición
hasta la llegada del ocaso
Es entonces cuando la
necesidad apremia
Queriendo hallar
recuerdos olvidados
Tiempos perdidos o
ganados
Recuerdos en una memoria
laxa que no acude a la llamada
Hay que comprar
tiempo como sea
En cualquier tienda imaginaria,
Pero no es el tiempo un producto que esté en
venta
Viene adherido en el trayecto vital
Es inagotable y nos
mete prisa
Es tiempo de
atravesar la barrera infranqueable del olvido
Es tiempo de recordar
que sigo aquí
Que sigo caminando,
que aún respiro.
Imagen cedida por Aída Díaz "Políptico de la colección gaya"
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