Ahogadas permanecen las miserias
en aquel rincón al que ya su corazón se niega a acudir
y no por despecho si no por abatimiento y cansancio.
Se desgastó por la insistencia que su mente le reclama,
merecen ya su cuerpo y su alma aliviar el pesar que les rodea.
En aquel rincón indefinido, invisible a los ajos de nadie,
ni siquiera permite que sea su alma quien entre a interrumpir
el deplorable estado en que su rincón se halla.
Miserias que pretende olvidar para seguir avanzando en el sendero abierto que
traza la vida.
Todo le sabe a perdón, perdón y olvido para de una vez por siempre enterrar los
cadáveres
que como formas fantasmagóricas se muestran en las noches
en que el terror se apodera de la paz y el descanso que su cuerpo y su alma
anhelan.
No osan los demonios a salir de sus infiernos,
viven en el perpetuo incendio devorándose sin consumirse en su fuego,
martirizan con sus ceremonias la quebradiza mente en la que las secuelas del
pasado hacen mella.
Centellean, abiertos los ojos, mostrando al mundo con mirada descubierta
los estigmas que desgarraron su corazón en el pasado,
despedazaron su alma y cubrieron su cuerpo con miles de heridas.
Ahogadas para siempre deben quedar las miserias en el rincón perforado por
donde el aire se cuela.
Imagen de la red
Una forma muy singular de aportar y desfogarse de lo que uno piensa. Fantástico, Marina !!!
ResponderEliminarBesiños de luz y buenas noches.
Así es Joaquín, desfogarse, deshaogarse de las emociones que comprimen el alma. Gracias miles por tus palabras y visita querido amigo. Que tengas un feliz descanso. Un gran y cariñoso abrazo.
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