Te presentas ante mí secuestrando las palabras,
tus ojos en mis pupilas clavas y me asustas y me intimidas con tu fría mirada,
tal escalofrío recorre mi cuerpo que siento cómo la piel se me eriza y se estremece mi alma.
-¿Por qué huyes y evitas mi presencia? pregunta el silencio.
-Porque no quiero ser tu prisionera y huyo de tus garras.
-No has hecho nada por conocer mi fondo, quizá te sorprenda si atención me prestas.
-Sé que me tienes miedo, puedo verlo de lejos y olerlo en la distancia.
-Tengo miedo, sí, miedo por lo que representas,
tengo miedo al no sonido de las no palabras pronunciadas.
-Temo las visitas en la noche que en pesadillas convierten mis sueños.
-Temo la soledad de mi lecho y el vacío hueco que el paso del tiempo dejó en mi almohada.
-Temo tu rostro impenetrable que rezuma soledades.
-No me asustan las tinieblas que algunos días pueblan mis horas,
la soledad es mi mayor temor y eso es lo que tú, escabroso silencio, me recuerdas.
-No puedes huir de ti eternamente, a tus miedos has de hacer frente,
sólo vengo en tu auxilio aunque de ello no seas consciente.
-Mírame a los ojos fijamente y bucea dentro de ti a través de mi mirada,
eres, sin querer serlo, silencio externo que apagar con un grito su voz intentas.
-No es de mi de quien debes asustarte porque de ti yo formo parte.
¡Deshazte de una vez del demonio que domina tus pensamientos
y extirpa de raíz tus insanos miedos!
-De la soledad has hecho tu enemiga y no la aceptas como compañera
con fiereza la rechazas sin darte la oportunidad a conocerla.
-Dialoga con ella y sabrás que viene en son de paz y no para declarar la guerra.
¡Atrévete a saber de ti en soledad, estrecha sin miedo sus manos!
¡Aprende a convivir con la soledad y a disfrutar de ella!
¡Escucha los mensajes de tu corazón y sumérgete sin miedo en la voz de tu propio silencio!
y extirpa de raíz tus insanos miedos!
-De la soledad has hecho tu enemiga y no la aceptas como compañera
con fiereza la rechazas sin darte la oportunidad a conocerla.
-Dialoga con ella y sabrás que viene en son de paz y no para declarar la guerra.
¡Atrévete a saber de ti en soledad, estrecha sin miedo sus manos!
¡Aprende a convivir con la soledad y a disfrutar de ella!
¡Escucha los mensajes de tu corazón y sumérgete sin miedo en la voz de tu propio silencio!
Imagen de la red
Qué hermosa soledad escrita, Marina. Parece que el silencio y la soledad nos vaya a traer amargura y que sin ellos no podemos vivir. Pero que verdad dices, hay que escuchar a esa soledad en el silencio y el corazón siempre te abre las puertas. No hay nada que temer.
ResponderEliminarEspero estés bien querida amiga.
Un fuerte y gran abrazo-)
Mi querida Mila, siempre tan generosa con mis letras. La soledad y el silencio se unen y a veces aterrorizan nuestras horas, quizá la cuestión esté en hacerlas aliadas h no enemigas. Al leer tu publicación sobre la soledad, el silencio y ese miedo que produce pensé que justo estaba escribiendo sobre eso, casualidad? Un fuerte abrazo querida amiga y gracias miles por tus palabras!!!
EliminarMe gusta ese silencio que has puesto, y por supuesto que es necesario, más que el ruido. Solo aterroriza el silencio impuesto, por desgracia, no debería de existir, solo ese silencio que el alma de vez en cuando busca.El silencio de la vejez, por ejemplo, ese por lo menos a mi, si que me aterroriza.
ResponderEliminarBesos Marina.
Sí, supongo que cada persona interpreta el silencio en función de los temores que se tengan. como bien dices, el silencio impuesto o la soledad se hacen difíciles de sobrellevar. No es lo mismo buscar esa paz en el silencio y la soledad que sean ellas las que impongan su presencia. Gracias querida Carmen por tus palabras y por tu visita. Besos y abrazos todos y que tengas una feliz noche.
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