Ensimismada, contemplando la inmensidad del mar, allí, sentada en la orilla de aquella playa se dejaba llevar por sus pensamientos. El suave vaivén de las olas era como música de fondo que la transportaba a otros tiempos, penetraba dentro de sí abriendo el canal mental permitiéndole entrar en un estado meditativo en el que se ausentaba de todo lo externo que la rodeaba, solo se filtraba en ella el murmullo del mar.
Respiraba lenta y profundamente hasta hacerse una con la respiración, el tiempo no tenía cabida, se paralizaba para ella, solo su respiración y el sonido de las olas al romper en la orilla de la playa. Muy lentamente fueron pasando por su mente imágenes que la llevaron a un poblado indio, se vio a sí misma a lomos de un caballo galopando por las praderas de su territorio.
Se vio feliz allí, el corazón le comenzó a latir con fuerza por la dicha que sentía. El aire acariciaba su rostro, el sol la bañaba con sus rayos y su larga cabellera negra volaba con la brisa del viento. Se vio junto a su tribu compartiendo las tareas cotidianas siempre con una amplia sonrisa dibujada en su rostro.
Era inmensamente feliz, así lo sentía. Amaba a su pueblo y su pueblo la amaba a ella de la misma forma, se lo demostraban y así lo percibía en su ser. De repente, el sonido del motor de una lancha la hizo regresar al presente y por mucho que después intentó volver al poblado indio ya no lo consiguió.
Cada vez que volvía a la orilla de la playa intentaba visualizar aquellas imágenes para retener en su pensamiento aquel bello recuerdo, aquel estado de dicha plena que vivió en su visualización, pero ya nunca más lo logró.
Vivió con aquel recuerdo de felicidad, con un sentimiento de pertenencia como si realmente hubiera pertenecido aquella tribu india en algún momento, en otra vida quizá. En su presente no había alcanzado jamás tan alto grado de satisfacción y de felicidad. Su emoción era tan grande que no pudo contener las lágrimas que comenzaron a rodar por sus mejillas ante el recuerdo de su breve viaje por las tierras de aquella amada tribu india de la cual dedujo que procedía.
Imagen de la red
Bello.relato lleno de sensibilidad que nos habla de «la reminiscencia»
ResponderEliminarplatónica que se encuentra en el fondo del Alma y que ella descubre aprendiendo a conocer que es mucho más de lo que visiblemente se le muestra.
Felicidades, amiga.
Feliz salida del 2017 y mejor entrada del 2018.
Un fuerte abrazo.
Mi querido amigo, me complace que te hay gustado. Lo has descrito como yo no sabría hacerlo. Así es, esas percepciones, sensaciones que a veces nos invaden y que no sabemos a ciencia cierta de dónde proceden y que está en nuestro interior.
EliminarMuchas gracias por tus palabras José Luís, siempre son alentadoras para mí.
Un fuerte abrazo.
FELIZ 2018 querido amigo!!!
Rompes moldes, Marina... Tu delicadeza es tan alta que nos transportas con esa sensibilidad que nos toca la frontera del alma y nos hace visibles en cada sentimiento. Realmente extraordinario, amiga.
ResponderEliminarBuena salida de año y mejor entrada del 2018, querida amiga.
Un fuerte y cariñoso abrazo.
Mi querido amigo, de verdad que me siento sumamente agradecida por tan alto concepto de lo que voy escribiendo. Viniendo de ti es todo un halago, créeme amigo!!!
EliminarGracias infinitas Joaquín.
Un fuerte y cariñoso abrazo para ti también querido amigo.
Mi querida amiga, qué bien has narrado esa sensación que algunas veces experimentamos en algunos lugares, llegando a visualizar una vida o sensación anterior. Me ha encantado leerte en este primer día de año.
ResponderEliminarMil besitos para tu primera noche.
Mi querida Aurora a mi me ha encantado encontrarte una vez más en mi pequeño rincón.
EliminarGracias infinitas corazón, las primeras de este nuevo año!!!
Besos y abrazos todos preciosa.
Feliz primera noche de este nuevo año!!!😘😘😘❤
Me encanta este relato, es como un momento de mágicas complicidad con el sentir y la vida.
ResponderEliminarSaludos.
Me alegra mucho que te haya gustado. Muchas gracias por tus palabras y visita.
EliminarQue tengas una feliz primera noche de de este nuevo año.
Abrazos.
Un relato muy vívido por las claras escenas que con tus letras me dejas entrever, querida Marina. Momentos de verdadero éxtasis y placer que vive la protagonista al adentrarse, gracias a la meditación a otros confines del tiempo. Qué bonito sentir esa paz, y sentir en todos lo poros del cuerpo que se vivió en otra época, en una tribu india, ¿por qué no?
ResponderEliminarMe ha emocionado y gustado mucho, amiga.
Una visión realmente hermosa.
¡Abrazos y besos, corazón!
Hola Mila! Pues me alegra que te haya producido esa bonita sensación mi querida amiga. Lo rescaté echando una ojeada a las publicaciones anteriores y lo volví a publicar. La verdad es que salió de un estado de meditación en una clase de yoga y cuando me acordé de esto decidí escribir sobre ello.
ResponderEliminarMuchas gracias por tu generosidad mi querida Mila.
Que pases un muy bonito día.
Abrazo enorme a tu bello Ser.