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EL RUGIDO DEL DRAGÓN

  Volvió a escuchar el rugido del dragón desde la tenebrosa cueva que lo custodiaba. Camuflado tras el sopor de un narcótico sueño esperaba impaciente el oportuno momento para salir de su guarida y atemorizar a la dueña y señora del castillo aprovechando su debilidad en las horas en que más vulnerable se hallaba. Llamaradas despedían sus fauces desde las entrañas del submundo en el que la oscuridad reinaba. Bestia abominable, sin piedad el terror sembraba en el corazón y el alma. Olvidó cerrar las compuertas donde lo mantenía en silencio en muchos tiempos, olvidó que la bestia con vida permanecía y podía despertar de su letargo en cualquier momento. No quiso concederle tregua y que el rugido más fuerza tomara y ahogó su grito en medio de las tinieblas, extintores de gritos y palabras graves lanzó contra el monstruo que la acosaba, mas, el monstruo no se amilanaba y no retrocedía. Volvió a escuchar el rugido del dragón y destempló su sueño en todas las madrugadas, se negaba a escuchar y
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ESTARÉ AQUÍ MISMO

    Recuerdo perfectamente el momento en que te vi, tu cara de asombro igualando mi asombro, tus enormes ojos mirándome con extrema curiosidad, una mutua correspondencia en aquel inesperado encuentro. Nunca te olvidé, bueno, más bien, siempre supe que estabas en algún lugar no muy lejos y que nuestros caminos se cruzarían. A pesar de soñar con que ese encuentro se produjera, mi asombro fue tan grande como el tuyo. Ambos nos sobresaltamos de ver nuestras extrañas apariencias, pero en nuestras miradas francas había un reconocimiento que nos acercaba. Tus ojazos me subyugaron por completo, sentí en mi interior una profunda ternura, un deseo incontrolable de abrazarte a pesar de desconocer tu procedencia.  Conectamos enseguida sin necesidad de articular palabras y tuve la necesidad de protegerte de cualquier persona ajena a lo que estaba sucediendo, sentí que debía alejarte de miradas curiosas que quisieran causarte mal por no entender que eres un Ser hermano perdido en un mundo descon

FUERON...

Es el sonido del silencio, el eco roto de tu voz que se instala en mi pensamiento. Son las notas frías de un adiós en la noche sin luna, es la paciente espera por encontrar tu nombre escondido en algún lugar de lo inmaterial. Es el ayer que acecha y quiere llegar a la cima de los dormidos recuerdos, es tu voz que me llama, la que vela mis sueños y entre susurros me alienta. Son los errores cometidos, las palabras vacías, los te quiero no pronunciados, las noches de amor robadas, las horas vencidas los que agotaron el alma. Fueron tantos desatinos los que al sol de la luna distanciaron como ausencias sin motivo que no se perdonaron. Fueron las notas de un violín desgastado por la melancolía, fueron las noches en vela escribiendo a ciegas miles de poemas. Fueron los combates perdidos que dictaron el camino hacia el aprendizaje, fueron los valores perdidos reconciliando pasados, avanzando en la vida. Fueron tantas las muertes producidas como renacimientos inesperados, resurgiendo como el

ELUCUBRACIONES

    Se desploma el tiempo con las sacudidas de las horas muertas que se deslizan en silencio, se adormece la madrugada entre sueños y despertares que desvelan soledades. Mortecina luz se proyecta en los ventanales, puertas que abren entradas escondidas y atraviesan el túnel de lo incierto hacia la verdad que yace en algún lugar de la noche fría. Se evaporan como por arte de magia las neblinas del camino y despacio, el no-tiempo avanza en su recorrido, las saetas enloquecen sin dirección alguna y giran en un vertiginoso baile sin control de sí mismas. Nada es lo que aparenta ser en una realidad convencional, la mente mantiene su estatus de poder y accede a ser magnánima con el pensamiento, el azorado compás del corazón queda perturbado ante la novedad de ser atendido como debe, rechazando la razón que impone unas reglas a conveniencia, la luz brota del manantial de la esperanza y brilla con poderosa fuerza eclipsando elucubraciones que durante la noche al durmiente atormentan. Imagen de

EN LA MEMORIA DEL TIEMPO

  Como diapositivas en sucesivo movimiento se proyectan en mi mente imágenes que me transportan a todos los tiempos. Me envuelvo bajo el manto del recuerdo y navego, me dejo llevar por el torrente de historias que fluyen del pensamiento, deteniendo instantes en los que reencontrarme con los recuerdos que se refugiaron en algún rincón del desván de la escurridiza memoria donde quedaron sepultados por la fría soledad del silencio. Quisiera poder acceder a la entrada principal de la cámara y congelar el momento perfecto en que las heridas dejaron de sangrar, donde el dolor se desvió hacia el camino de la sanación y las puertas hacia el infierno cerradas quedaron por siempre. Los recuerdos se amoldan a la perfección como cómplices del olvido y seleccionan aquellos en que los sueños se cumplieron como en un cuento sin fin recreando el paraíso perfecto en el que la felicidad no se cuestiona, la paz seduce el alma y cuerpo y mente en equilibrio se mantienen. En su selección hacen un guiño al

NO A LA VIOLENCIA DE GÉNERO

 En el mortífero silencio se escucha el último aliento, vida que se pierde bajo el grito impotente, nada sabe, nada entiende, sólo contempla con mirada perdida su propio cuerpo inerte.  Despunta el día con sabor a muerte, es otra mujer, víctima inocente, que no pudo contener a tiempo el golpe asestado con las frías manos de quien un día en sus brazos le juró amor por siempre. La tierra absorbe el llanto de tantas rosas del jardín arrancadas. La noche se torna más oscura a cada golpe, a cada vida sesgada, a cada mujer maltratada . El planeta grita impotente al comprobar que no se acaba esta lacra que persiste en todos los tiempos, una lacra que a la mujer somete y masacra, que hiere el alma y perfora las entrañas al mirar alrededor y comprobar la inhumanidad que golpea con fuerza la vida de las mujeres negándoles el derecho a SER. Imagen de la red

UN GRITO DESDE EL SILENCIO

    Desde las entrañas de la tierra se escucha el rugido de la criatura que habita en la solitaria cueva, estruendos de dolor lanzados al viento clamando al cielo que acabe su tormento. Se encoge sobre sí misma esperando una respuesta que no llega. El silencio se hace insostenible, lleva tanto tiempo incomunicada consigo misma que su memoria no retuvo el sonido que produce la palabra, sólo ruge y ruge como una fiera acorralada en el mundo de oscuridad en el que se sumergió y del que no encuentra modo de poder salir. Espera con impaciencia liberarse de la sordera y escuchar su voz pronunciando las palabras mágicas que le devuelvan la confianza perdida. Su mundo se vino abajo con el estruendo que produjo la indiferencia, la incomprensión y la falta de humanidad. Grita en una súplica desde sus adentros por recuperar la fe y la creencia de que el caos terminará y un nuevo mundo renacerá de entre las cenizas del adormecimiento colectivo donde el sol dejará ver las mañanas límpidas en un bañ