Tan cerca te percibo que llego a tocar tu aliento. Tan cerca te adivino que te escucho respirar. Llega hasta mi el más imperceptible de tus latidos y sólo mis oídos lo pueden detectar. Te siento tierno y suave aterciopelada voz melodiosa y envolvente. Atormentado aspecto que invita a provocar. Te ocultas y aún no sé cuál es tu mayor miedo ni qué es lo peor que pueda suceder. Vivimos en dos mundos opuestos y desfasados en las antípodas distanciados, físicamente alejados, sólo unidos por la red. Difícil es por tanto un cruce de caminos. Condenados nos hallamos a una vida descoordinada de esperas sin encuentros de letras y palabras de caricias imaginadas de besos dibujados detrás de un monitor. Imagen de la red
Letras que discurren por un mar a veces calmo a veces tempestuoso por el que fluyen sentimientos y emociones que navegan al son en que late el corazón durante el temporal y la calma.