En el mortífero silencio se escucha el último aliento, vida que se pierde bajo el grito impotente, nada sabe, nada entiende, sólo contempla con mirada perdida su propio cuerpo inerte. Despunta el día con sabor a muerte, es otra mujer, víctima inocente, que no pudo contener a tiempo el golpe asestado con las frías manos de quien un día en sus brazos le juró amor por siempre. La tierra absorbe el llanto de tantas rosas del jardín arrancadas. La noche se torna más oscura a cada golpe, a cada vida sesgada, a cada mujer maltratada . El planeta grita impotente al comprobar que no se acaba esta lacra que persiste en todos los tiempos, una lacra que a la mujer somete y masacra, que hiere el alma y perfora las entrañas al mirar alrededor y comprobar la inhumanidad que golpea con fuerza la vida de las mujeres negándoles el derecho a SER. Imagen de la red
Letras que discurren por un mar a veces calmo a veces tempestuoso por el que fluyen sentimientos y emociones que navegan al son en que late el corazón durante el temporal y la calma.