Desde las entrañas de la tierra se escucha el rugido de la criatura que habita en la solitaria cueva, estruendos de dolor lanzados al viento clamando al cielo que acabe su tormento. Se encoge sobre sí misma esperando una respuesta que no llega. El silencio se hace insostenible, lleva tanto tiempo incomunicada consigo misma que su memoria no retuvo el sonido que produce la palabra, sólo ruge y ruge como una fiera acorralada en el mundo de oscuridad en el que se sumergió y del que no encuentra modo de poder salir. Espera con impaciencia liberarse de la sordera y escuchar su voz pronunciando las palabras mágicas que le devuelvan la confianza perdida. Su mundo se vino abajo con el estruendo que produjo la indiferencia, la incomprensión y la falta de humanidad. Grita en una súplica desde sus adentros por recuperar la fe y la creencia de que el caos terminará y un nuevo mundo renacerá de entre las cenizas del adormecimiento colectivo donde el sol dejará ver las mañanas límpidas ...
Letras que discurren por un mar a veces calmo a veces tempestuoso por el que fluyen sentimientos y emociones que navegan al son en que late el corazón durante el temporal y la calma.