Silencio que crece a medida que el sol agoniza y pierde fuerza,
los no sonidos se hacen audibles a los sensibles oídos que de la noche huyen.
Mortecinas luces revisten las paredes anunciando tu llegada.
Noche, noctámbula pesadilla que me persigue insistente,
reina de mi insomnio eres y a la confusión y el caos a mi mente sumerges.
Eterno se hace tu dominio que con férrea mano gobiernas,
se ralentiza el tiempo mientras mis horas torturas con fantasmagóricas sombras.
Insomnio que se perpetúa sin pausas ni madrugadas que fulminen tu insistencia.
De escarcha mi cuerpo se cubre con tu escalofriante silencio,
moribunda me encuentra tu abrazo sin que pueda evitar tu beso,
desasosiego del alma que ciega queda en tu oscura presencia.
Noche, que mis miedos multiplicas y mis desvaríos acrecientas,
temor a perder la razón y sucumbir a la paranoia de este desvelo.
Ensangrentados los ojos por el cansancio consumidos,
párpados inmóviles que obvian las órdenes que Morfeo les transmite.
Como un zombi alado mis pasos deambulan si rumbo establecido,
poner freno a la pesadilla de mantenerme en vela perpetua cuando el sol languidece
y tus temibles garras sobre mí se estrechan.
Imagen de la red
Ese silencio no elegido sino impuesto en mortal agravio se convierte.
ResponderEliminarBesosssssssss cielo!!
Se hace mortífero y ensordecedor, así que nada mejor que romperlo aunque sea con soliloquios!!! Besos y abrazos todos para ti mi querida Marijose. Que tengas un bonito día corazón.
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