Me perdí en mi propio
divagar
En un arrebato loco
de incesantes
y oscuros pensamientos.
Navegué por la oscura
noche
atravesando tortuosos
senderos.
Embriagada y febril
la mirada,
enajenada por la
distorsión
que la razón no supo
entender.
Me perdí en el
inframundo
inflamado de fuego y
llamas.
Quemando sin rozar el
aliento
que agónico jadeaba
Me perdí en el
laberinto
sin encontrar salida
posible
a las grotescas
imágenes
del ingenioso entramado
mental.
Escalofriante y
tenebroso silencio
se cierne en las
profundas fosas.
No hay señales de luz
que sean guías en el
camino
solo negrura y vacío
por la que se
precipita el alma
No hay salida en el
laberinto de los lobos
todo es deambular
circundando el espacio
retrocediendo y avanzando
sin encontrar lo
concreto.
Completar el ciclo y
comenzar.
Repetir una y otra
vez
como un mismo salmo
el mismo mantra.
Imagen de la red
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