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NADA PENDIENTE










Ya no quedan deudas pendientes, el fuego saldó toda cuenta

 el último adiós ardió sin rencores ni quejas.

Se apagaron los gritos lentamente en las llamas,

se evaporó en el incendio el testamento de agónicas vivencias.

Nada queda por saldar, solo avanzar con limpia mirada,

pasado sin retorno, dolor del alma se consume en las brasas.

Rescoldos de pequeños grandes trozos de roja tinta

 se convierten pausadamente en cenizas.

Se fugó sin prisa el ayer, despacio, el tiempo que tardan en arder

unas letras en el papel amontonadas en una pira.




Imagen de la red

Comentarios

  1. Es bueno que no haya pendientes, esos pendientes hasta que desaparecen duelen.
    Me gusta ese avanzar con la mirada limpia, con la esperanza en todo lo bueno que está por llegar.
    Un saludo

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    Respuestas
    1. Gracias Conxita, muy agradecida siempre por tus comentarios y visita. Besos y abrazos muchos amiga.

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  2. Me alegra mucho que continúes escribiendo, Marina. Sí, quémalo, olvídalo y mira hacia adelante. La vida es para vivirla. Abrazos.

    ResponderEliminar

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