¿QUIÉN ERES?

Bastó solo una mirada para quedar subyugada por tu misteriosa forma. La imagen que de ti forjé quedó de inmediato prendida en mi retina. Escalofríos sentí con tu reflejo ¿Quién eres? te pregunté sin poder contener mi curiosidad por conocerte.

 No proferiste palabra ni sonido alguno, ni señal ni gesto que indicara que estabas atento o atenta a mi desasosiego. Tu enigmática forma quedó estática, como ausente, sólo el brillo cegador que despedían tus ojos mostraban una señal de extraña vida.

Has venido a mí por alguna razón que desconozco, pero no fui yo quien te llamó. No te esperaba hoy, no sé si te esperé alguna vez, no sé si habrá un después para desear y necesitar que vengas, aunque no me atrevo a afirmar o a negar nada.

 Extraña criatura que erizas mi  piel y sobrecoges mi alma ¿cuál es tu fin en mi camino? Eres medio luz medio sombra, no puedo adivinar siquiera el contorno de tu rostro, cubres tu faz con máscara de piedra y solo se vislumbra el fluir de la luz que tu iris irradia.

Si de negro vistieras pensaría que ya la muerte tengo cerca, mas tampoco puedo pensar de ti que no lo seas porque no sé si la muerte viste de algún color en especial ni si viene perfumada para la ocasión.

 No quisiera pensar que llegó el momento de partir aún tengo cosas que resolver, la misión por la cual al mundo vine no cumplí y no quisiera atravesar el umbral dejando otra vez cuentas pendientes. 

No sé si me entiendes puesto que no me contestas, ¿No merezco ni una palabra de tus no-labios? ¿No merezco, quizá, que me expliques por qué habitas en mi espacio? 

¿Has venido con la intención de meter otra vez el miedo en mi cuerpo? Pues si realmente eres tú la muerte, debes saber que el miedo a morir abandoné, que hay otra muerte que es peor que el acto de morir y es la muerte que se produce en vida por vivir sin apreciar el inmenso regalo que en sí mismo contiene la vida.

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