En el flujo mental de pensamientos se disparan los resortes que mueven las emociones. Pensamientos imparables que forman un bucle y se repiten y circulan y se convierten en una espiral en continuo movimiento en el que, sin ser consciente del caos en el que me veo envuelta, el estado de ánimo por la pendiente declina, el organismo se altera y todo el cuerpo sufre la embestida. Pensamientos que intento por todos medios controlar y mantener lejos, enfocados en tensar la cuerda y desequilibrar las fuerzas, se apropian de la voluntad si se lo permito con su incesante martilleo. Pensamientos que son tormentos y en neutralizarlos pongo mi empeño en cada momento. Encauzar el torrente de su discurso antes de que las aguas se desborden y rompan diques y arrasen y se lleven arrastrando lo que quede de cordura. Devastadores resultan cuando traspasan el muro si no se detienen y desvían, si no se controlan y se opta por dejar la mente en blanco en el moment...
Letras que discurren por un mar a veces calmo a veces tempestuoso por el que fluyen sentimientos y emociones que navegan al son en que late el corazón durante el temporal y la calma.