De entre las tempestades que azotaban el planeta emergió una gran bola de luz desde las profundas aguas de océanos y mares de todos los continentes. Todas al mismo tiempo se propulsaron dispersando sus haces lumínicos por la grandeza del firmamento. Danzaron y danzaron hasta darse alcance, fusionándose en único haz de luz que se expandió por el espacio convertido en sublime espectáculo. La tempestad fue remitiendo a medida que el planeta de nueva luz se inundaba. Nada quedaba de la soberbia de los habitantes, de la violencia engendrada en las voluntades, de la codicia y hambre de poder que movía todas las maldades. Los escombros del desastre desparecieron barridos tras los nuevos rayos que iban cayendo como lluvia suave, las gentes cambiaron su expresión de miedo por la de agradecimiento. Llovía luz de esperanza y empapaba las almas adormecidas con la pureza de su brillo. El sol volvió a ponerse en los lúgubres corazones en los que las tinieblas con su sombra e...
Letras que discurren por un mar a veces calmo a veces tempestuoso por el que fluyen sentimientos y emociones que navegan al son en que late el corazón durante el temporal y la calma.