Se inundan las noches de brillos especiales incitando al pensamiento a adentrarse en los recónditos lugares por los que la mente atraviesa como explorador y navegante que se lanza a la mar en busca de aventuras en una nave sin timón donde el rumbo lo marca su instinto de supervivencia. Se deja arrastrar por la marea que su mente le genera, la oscuridad no es absoluta, un haz de luz ilumina su interior, un pequeño faro que a lo lejos vislumbra la luz de amor que le guía. En la noche callada la mente deambula en un contenido inducido por lo místico y misterioso del silencio que de entre la oscuridad aflora. El navegante avanza en su odisea nocturna, se adentra cada vez más en un océano desconocido y extenso; no se detiene en interrogantes, inmerso en sí mismo, aislado del mundo externo profundiza en la inmensidad que le rodea, surcando sin vacilar las incertidumbres, sin miedo a perderse en la travesía. Intuye que no se leja de sí, intuye que está cada vez más cerca de su enc...
Letras que discurren por un mar a veces calmo a veces tempestuoso por el que fluyen sentimientos y emociones que navegan al son en que late el corazón durante el temporal y la calma.