Imagen de la red Qué enervante melancolía despiertas en mi alma. Al cadencioso arpegio de tus primeras notas mi piel se estremece se eriza mi cabello La electricidad de tu sinfonía recorre palmo a palmo todo mi universo anatómico. No importa si eres piano violín o guitarra o bien, el conjunto de orquestados instrumentos. Qué dulce placer Qué maravillosa plenitud despiertas con tu magia. Tú, música de siempre. Música sin edad. Música que no se pierde. Mágica e inagotable llenas mis horas, acoges mi tristeza, inundas mi corazón de emociones y alegrías. Solo tú, música, sabes de mis deseos sabes cuándo y cómo satisfacerlos Tú me das tanto en cada momento, que solo el pensamiento de no escucharte, de no cantarte, de no hablarte,...
Letras que discurren por un mar a veces calmo a veces tempestuoso por el que fluyen sentimientos y emociones que navegan al son en que late el corazón durante el temporal y la calma.