Imagen de la red
Qué enervante melancolía
despiertas en mi alma.
Al cadencioso arpegio
de tus primeras notas
mi piel se estremece
se eriza mi cabello
La electricidad de tu
sinfonía
recorre palmo a palmo
todo mi
universo anatómico.
No importa si eres
piano
violín
o
guitarra
o bien,
el conjunto
de orquestados instrumentos.
Qué dulce placer
Qué maravillosa plenitud
despiertas con tu magia.
Tú,
música de siempre.
Música
sin edad.
Música
que no se pierde.
Mágica e inagotable
llenas mis horas,
acoges mi tristeza,
inundas mi corazón
de emociones y alegrías.
Solo tú,
música,
sabes de mis deseos
sabes cuándo
y
cómo satisfacerlos
Tú me das tanto
en cada momento,
que solo el
pensamiento
de no escucharte,
de no cantarte,
de no hablarte,
de no tararear
tu dulce sortilegio,
me acongoja
y
entristece el alma
con tristeza de no
vida.
No puedo imaginarme
sin ti
sin todas las
composiciones recibidas.
Vivir sin ti,
música,
sería vivir sin vida.
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