Quizá esté aún anestesiada
posiblemente los efectos narcotizantes
de tu potente influjo aletargan mi razón
probablemente viva un tiempo embriagada
dando palos de ciego en ninguna dirección
pero me niego a permanecer en esta borrachera
destrozadora de seres
destruidora de vidas
aniquiladora de almas
me desprenderé de tus adictivas garras
te despedazaré en mi mente
con toda la crueldad que mi fantasía sea capaz
te enviaré allí, al reino de los sin alma
a las profundidades más terribles del averno
donde las llamas no dejen ni un ascua de ti
que pueda nuevamente rebrotar
me desharé de mi mayor pesadilla
y despertaré de nuevo sin recordar.
Imagen de la red
Renacer, destruyendo todo cuanto daña el alma...
ResponderEliminarRenacer de nuevo, sí, apartando todo aquello que nos daña. Renacer sin dolor y sin rencor. Gracias por tu comentario Viviana. Besos y abrazos amiga.
EliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarHermoso poema aunque nazca de una situación traumática, porque todo aquello que no nos mata nos fortalece. Y sí, lo que nos daña hay que alejarlo o destruirlo, o las dos cosas, aunque ese algo sea el amor. Comparto, querida Marina. Muchos besos y muy feliz tarde :-))
ResponderEliminarGracias por tu comentario Mayte. Besos y abrazos amiga!!
Eliminar