Tan cerca te percibo
que llego a tocar tu aliento.
Tan cerca te adivino
que te escucho respirar.
Llega hasta mi
el más imperceptible de tus latidos
y sólo mis oídos
lo pueden detectar.
Te siento tierno y suave
aterciopelada voz
melodiosa y envolvente.
Atormentado aspecto
que invita a provocar.
Te ocultas y aún no sé
cuál es tu mayor miedo
ni qué es lo peor
que pueda suceder.
Vivimos en dos mundos
opuestos y desfasados
en las antípodas distanciados,
físicamente alejados,
sólo unidos por la red.
Difícil es por tanto
un cruce de caminos.
Condenados nos hallamos
a una vida descoordinada
de esperas sin encuentros
de letras y palabras
de caricias imaginadas
de besos dibujados
detrás de un monitor.
que llego a tocar tu aliento.
Tan cerca te adivino
que te escucho respirar.
Llega hasta mi
el más imperceptible de tus latidos
y sólo mis oídos
lo pueden detectar.
Te siento tierno y suave
aterciopelada voz
melodiosa y envolvente.
Atormentado aspecto
que invita a provocar.
Te ocultas y aún no sé
cuál es tu mayor miedo
ni qué es lo peor
que pueda suceder.
Vivimos en dos mundos
opuestos y desfasados
en las antípodas distanciados,
físicamente alejados,
sólo unidos por la red.
Difícil es por tanto
un cruce de caminos.
Condenados nos hallamos
a una vida descoordinada
de esperas sin encuentros
de letras y palabras
de caricias imaginadas
de besos dibujados
detrás de un monitor.
Imagen de la red
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