Se rindió la tarde a la melodía mágica que silbaba el viento,
ahuyentó el sonido las espesas nubes que cubrían el firmamento.
Se aplacó el silencio en un susurro sinfónico suavizando tempestades,
recobró la brisa su cálida envoltura acunando armónicos pensamientos.
Se templó la noche desechando demonios y hostilidades.
Se rindió el tiempo que permaneció vacío en muchos calendarios.
Se complementó la luz lanzando un desafío a todas las soledades.
Reconoció el alma el error de no mostrar su esencia más auténtica.
Se estremeció la piel por la emoción de escuchar el corazón y vibrar con sus latidos.
Se rindió a la tregua que marcaba el final de la perpetua contienda.
Se rindió al amor que impetuoso clamaba encontrar la puerta abierta.
Sin resistencia ni oposición la melodía del viento penetró en las diáfanas mañanas.
Se rindió a la ilusión de volver a amar y ser amada.
Se adormeció y soñó que mereció la pena amanecer de nuevo al amor abrazada
bajo el cálido sol de una nueva primavera.
Imagen de la red
Y yo me rindo a ti, Marina ante esta maravillosa prosa que de una forma muy expresiva, habla por si sola con muchas imágenes y poetizando en cada línea. Un fuerte abrazo y feliz descanso, amiga.
ResponderEliminarY yo te doy miles de gracias de nuevo por tus generosas palabras. Feliz y plácido descanso querido amigo. Un fuerte y cariñoso abrazo.
Eliminar¡Qué linda prosa, mi estimada Marina! ¿y quién no se rinde al amor? me encantó tu inspiración. Recibe mi abrazo con afecto.
ResponderEliminarMuchas gracias por tus palabras Ingrid, me alegra saber que te ha gustado. Besos y abrazos miles querida amiga.
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