Ir al contenido principal

LA ESPERA














Nostalgia en todos los días,

 añoranza y desvelo,

 muerte en la espera. 

Ilusión malograda en la que la esperanza perece y se desintegra. 

Olvidado amor que lentamente se consume en la guarida de su nostalgia.

 Esperas interminables cuando se espera lo inalcanzable, 

melancolía que del alma se apodera por que dejó de creer en milagros. 

Día de notas involuntarias que del violín fluyen con sabor a desgarro, 

días sin noches que consumen y calcinan el sueño

 provocando insomnios y destemplanzas.

 Se deshace el corazón en su desalentadora espera, 

se destruye la ensoñación en la que ya no quedan primaveras.

Parsimoniosa calma  en que los días se desenvuelven

 acortando el camino que conduce a la nada.

 Incontenidas lágrimas fluyen en silencio, 

amargo sabe el día sobre el que la noche cae agotando la espera

 de un abrazo que funda el hielo,

 de unos besos que aviven el fuego,

de unas caricias que abriguen el alma, 

de un te amo sentido y cierto.








Imagen de la red






Comentarios

  1. Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.

    ResponderEliminar
  2. Mientras podamos renacer de esas muertes diarias, tendremos oportunidades para conseguir esas caricias, besos, abrazos y seguir versando de forma hermosa como este poema.
    Un placer leerte Marina.
    Besos! 😘😘😘😍🤗

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Sí, en cada muerte un renacimiento y una nueva oportunidad de continuar.
      Gracias de nuevo querida amiga. Un placer siempre saberte tan cercana.
      Feliz noche.
      Besos y abrazos infinitos😘😘😘🌹❤

      Eliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

ESTARÉ AQUÍ MISMO

    Recuerdo perfectamente el momento en que te vi, tu cara de asombro igualando mi asombro, tus enormes ojos mirándome con extrema curiosidad, una mutua correspondencia en aquel inesperado encuentro. Nunca te olvidé, bueno, más bien, siempre supe que estabas en algún lugar no muy lejos y que nuestros caminos se cruzarían. A pesar de soñar con que ese encuentro se produjera, mi asombro fue tan grande como el tuyo. Ambos nos sobresaltamos de ver nuestras extrañas apariencias, pero en nuestras miradas francas había un reconocimiento que nos acercaba. Tus ojazos me subyugaron por completo, sentí en mi interior una profunda ternura, un deseo incontrolable de abrazarte a pesar de desconocer tu procedencia.  Conectamos enseguida sin necesidad de articular palabras y tuve la necesidad de protegerte de cualquier persona ajena a lo que estaba sucediendo, sentí que debía alejarte de miradas curiosas que quisieran causarte mal por no entender que eres un Ser hermano perdido en un mundo descon

FUERON...

Es el sonido del silencio, el eco roto de tu voz que se instala en mi pensamiento. Son las notas frías de un adiós en la noche sin luna, es la paciente espera por encontrar tu nombre escondido en algún lugar de lo inmaterial. Es el ayer que acecha y quiere llegar a la cima de los dormidos recuerdos, es tu voz que me llama, la que vela mis sueños y entre susurros me alienta. Son los errores cometidos, las palabras vacías, los te quiero no pronunciados, las noches de amor robadas, las horas vencidas los que agotaron el alma. Fueron tantos desatinos los que al sol de la luna distanciaron como ausencias sin motivo que no se perdonaron. Fueron las notas de un violín desgastado por la melancolía, fueron las noches en vela escribiendo a ciegas miles de poemas. Fueron los combates perdidos que dictaron el camino hacia el aprendizaje, fueron los valores perdidos reconciliando pasados, avanzando en la vida. Fueron tantas las muertes producidas como renacimientos inesperados, resurgiendo como el

EL RUGIDO DEL DRAGÓN

  Volvió a escuchar el rugido del dragón desde la tenebrosa cueva que lo custodiaba. Camuflado tras el sopor de un narcótico sueño esperaba impaciente el oportuno momento para salir de su guarida y atemorizar a la dueña y señora del castillo aprovechando su debilidad en las horas en que más vulnerable se hallaba. Llamaradas despedían sus fauces desde las entrañas del submundo en el que la oscuridad reinaba. Bestia abominable, sin piedad el terror sembraba en el corazón y el alma. Olvidó cerrar las compuertas donde lo mantenía en silencio en muchos tiempos, olvidó que la bestia con vida permanecía y podía despertar de su letargo en cualquier momento. No quiso concederle tregua y que el rugido más fuerza tomara y ahogó su grito en medio de las tinieblas, extintores de gritos y palabras graves lanzó contra el monstruo que la acosaba, mas, el monstruo no se amilanaba y no retrocedía. Volvió a escuchar el rugido del dragón y destempló su sueño en todas las madrugadas, se negaba a escuchar y