En medio de la nada, así se siente mi alma, perdida, náufraga, a la deriva, en medio de la nada sin saber de qué materia está compuesta, si es oscura, diáfana, dulce o amarga. Ciega mis pupilas la luz interponiéndose en la inmensidad del horizonte. No alcanzan mis ojos a contemplar su imagen, en medio del desierto de pensamientos, emociones y enigmas sin resolver que se esconden no sé en qué rincón del todo o de la nada. Posiblemente haya perdido la razón y mi mente elucubra desinhibida de la lógica y la razón que pudiera acompañar la locura elaborada, ¿he perdido la cordura o he recuperado el juicio? Debe ser esta inmensidad que asola mi alma en estado de alerta por las respuestas que eternizan la espera y alargan el tormento. No hay noción del tiempo, ninguna hora marcan las saetas del reloj, el engranaje se detuvo en algún punto del Universo. Se evaporan mis recuerdos, sólo sé que estoy aquí, perdida o quizá en un reencuentro con el alma que habita en este agotado...
Letras que discurren por un mar a veces calmo a veces tempestuoso por el que fluyen sentimientos y emociones que navegan al son en que late el corazón durante el temporal y la calma.