Amor y odio, dos sentimientos contrapuestos e intensos a la vez, de los cuales se dice que van unidos o que se relacionan. "Odiar después de amar" o "te odio tanto como te amé" son algunas de las expresiones que en alguna parte he leído o escuchado porque en las letras de muchas canciones que hablan de desamor se recurre a ellas con bastante frecuencia. Recuerdo una en concreto, que seguramente es un bolero, pero yo la he escuchado en versión flamenco por un cantante ya fallecido que no sé, si alguien a quien le pueda gustar este tipo de música lo recuerda, se trata de Bambino, el de la voz rota, el cantaor que versionaba boleros para darles su toque personal a modo de rumba, bulería, etc. Pues la letra de dicha canción dice más o menos así:
"...Ódiame por piedad yo te lo pido,
ódiame sin medida ni clemencia,
odio quiero más que indiferencia,
porque el odio hiere menos que el olvido.
Si tú me odias quedaré tan convencido
de que me amaste amor con insistencia,
pero ten presente, recuerda la experiencia
QUE TAN SÓLO SE ODIA A LO QUERIDO"
La pregunta que me hago es cómo se puede odiar a la persona a la que se ha amado, tanto si se refiere a la persona con la que se ha compartido y formado una familia como a una relación más corta o al amor que se da en una relación de amistad...¿Cómo se puede amar y odiar al mismo tiempo?
El amor, en sí mismo, es amor, es dar y recibir sin condición y en libertad. Si por las causas que fueren la relación se rompe puede quedar al principio resentimiento, vacío, soledad, nos pueden embargar muchas emociones porque cualquier ruptura supone un dolor, pero de ahí al odio hay un abismo. Yo no me imagino a mí misma odiando a quien he amado, no puedo imaginar ni pensar siquiera en que en algún momento pudiera tener alguna discusión o conflicto con algún miembro de mi familia o con cualquiera de las personas de mi círculo de amistades más querido y que debido a ello pudiera llegar a sentir ese sentimiento de odio enfermizo. No me puedo imaginar odiando a las personas a las que he querido por fuertes o importantes que hayan sido las discusiones o rupturas.
Cuando el amor se acaba hay que dejarlo marchar porque resulta mucho más doloroso querer retenerlo recurriendo a posibles chantajes emocionales o apelando a otras razones, eso es forzar a la otra persona a mantener una relación de manera involuntaria. Duele, pero ese dolor va desapareciendo con el tiempo. En algún momento, todas y todos hemos pasado por la situación de romper con alguien o lo han hecho con nosotr@s y, sin querer, hemos herido o resultado herid@s por ese motivo y el tránsito hasta que el dolor pasa lo vivimos como un duelo al que nos sobreponemos más tarde o más temprano. Nuestro corazón alberga el más extraordinario y maravilloso de los sentimientos: el amor y es un profundo pozo que nunca se agota porque en él guardamos el amor en el más amplio sentido de la expresión.
No hay una única forma de amar y en cada edad lo vivimos de una forma distinta, incluso ni eso porque se puede vivir una experiencia amorosa a una edad madura como si ocurriera en plena adolescencia. Cuando un amor se va, otro llega, no importa cuánto tarde, pero es así y será así si no le cerramos las puertas al amor. La ilusión que nos inunda hace que merezca la pena amar, por tanto, el odio aquí no tiene cabida después de tanto amor. El odio es un sentimiento contrapuesto, intenso y de raíces muy negativas, enfermizas y dañinas que revierte sobre la persona que lo alimenta hasta convertir su vida en un auténtico infierno.
Odiar no significa que se haya amado más, odiar es simplemente ulceroso y no puede mantener relación alguna con el amor. Lo que hay que aprender es a despojarnos de ese sentimiento, a saber gestionarlo para mantenerlo lejos de nuestras vidas, si es que en algún momento lo albergamos porque de no hacerlo así ese odio se enquista y no deja ver lo bueno que se ha vivido mientras se ha amado, no deja ver la parte más bella y positiva de la relación de amor y esa parte, sin duda alguna ,tiene mucho peso en nuestra balanza a la hora de hacer una valoración sobre la experiencia de amor que hemos disfrutado, sin importar el tiempo de duración de la misma.
El odio lo construimos nosotros, el dolor también, creemos por que es lo vivido que debe ser así, pero nada más lejos de la realidad, amar cuando proceda, sentir, dejar espacio, acallar la mente, descubrir vida en cada momento, sin recrearnos, solo vivir el momento. Besos!!!
ResponderEliminarAsí es como deberíamos contemplarlo, pero sabes que a esa reflexión no se llega en un primer momento. Creo que ese chip hay que cambiarlo y pienso que eso es cuestión de educarnos desde que nacemos en ese sentido. Las emociones y sentimientos, tanto buenos como negativos los sentimos como seres humanos que somos, la cuestión está en aprender cómo gestionar esas emociones y sentimientos contrapuestos para que no se queden instalados. Gracias Marijose. Besazos enormes corazón.
EliminarCuando todo termina, nada más dejarlo ir, es una bella reflexión ya que amar no duele, se es feliz cuando se puede, y si no pasa ese amor es que no supimos dar.
ResponderEliminarABRAZO
Gracias por tus palabras maría del rosario, me alegra que haya sido de tu agrado. Comparto contigo ese sentir, amar no duele, amar es ser feliz en el momento en que se produce ese amor. Un gran abrazo.
Eliminar