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No hay un día igual














Aletargada en la monotonía

la mente divaga

y se pierde

No ve en su oscuridad

que no hay un día igual

que las sombras desaparecen

Que nada se perpetúa

Todo pasa…todo queda atrás

La luz del sol

sin verla

está presente cada día

Pero esa mente

obtusa en su razonar

no ve más allá de nubes negras

nubes de tormenta

de las que alma se alimenta.


No hay días iguales en nuestras vidas

cada amanecer es único

distinto

indiferenciado

ningún segundo se repite

ninguna hora se parece

no apreciamos

en la oscuridad

que nada vuelve de forma igual

que es tan necesaria la risa

como necesario es el llanto


Que los instantes más felices

 se componen

de cosa pequeñas y sencillas


Que del dolor y el sufrimiento

aprendemos y crecemos


Que aunque la escalada se complique

merece la pena seguir subiendo,

merece la pena estar en el mundo,

merece la pena vivir cada momento.




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