Empapada y somnolienta
a presagio oscuro oliendo
despertó el alma aletargada,
sobresaltada
en su pesadilla y alerta.
Amenazadoras nubes de tormenta
se ciernen sobre su cielo.
Encogido queda el corazón
que el dolor en agonía convierte.
Marchitas quedaron las flores
sin la llegada de otras primaveras.
Se perpetuaron todas las nieves
sin calor que las deshiciera.
Se inmoló el alma cansada
que perdió su referencia.
Ciegas quedaron las luces,
las sombras reaparecieron
se apegaron al desvalido cuerpo
que solloza desesperado
en la soledad de su celda.
¿Dónde quedarán los recuerdos?
¿Dónde se vestirán las palabras?
¿Dónde se consuela el desconsuelo
cuando el amor se viste de duelo
y desnuda queda la esperanza?
Imagen de la red
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