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OTRAS ALTERNATIVAS














No quedó nada de lo que anteriormente fue, por lo menos eso creía ella. Se dejó en el camino la piel y le estaba costando mucho recuperarse. Se había preguntado miles de veces por la causa de su desequilibrio, qué era lo que la mantenía en ese estado, cuándo empezó a temblar sin causa aparente, cuándo creyó que iba a desvanecerse y a perder el conocimiento...Sin duda, las causas eran añejas, se remontaban a su infancia.

 Había intentado muchas terapias y siempre se encontraba con la misma causa: su madre, ahí estaba el motivo de su desequilibrio, de su terror. Le costó mucho llegar a la raíz del problema y mucho más aceptarlo porque los sentimientos que ésta le provocaba la hacía incluso verse a sí misma como una especie de monstruo.

El incesante goteo de quejas, lamentos, la forma de descargar contra su pobre mente infantil todos sus complejos, frustraciones y posibles errores la marcaron durante su infancia de tal modo que llegó a creer que realmente ella era la causante de todos los males que acontecían a su progenitora. Esa carga la llevó consigo durante el resto de su vida. El trato inquisidor y malsano hizo trizas su inmaduro cerebro y creyó a pies juntillas que debía reparar el daño que no sabía cómo le había causado...En el contexto que se produjeron los hechos hacía que todo fuera posible. Era un micromundo perdido dentro de un mundo ya de por sí difícil y represivo en el que todo estaba prohibido, un micromundo basado en leyes del medievo.

Aquella mujer, jamás tuvo para ella una frase amable ni una sonrisa ni tan sólo conservaba en sus recuerdos unas manos maternales acariciando su cara, su cuerpo o consolándola de alguna pena...No, no guarda ninguno de esos recuerdos en los que una madre abraza a su hija y la envuelve de ternura con su amor. Más que eso, lo que hizo fue crear en ella un complejo de culpa y responsabilidad fuera de toda lógica y razonamiento y con el que creció, ese fue un duro precio para alguien con unas espaldas todavía tan pequeñas y para las espaldas posteriores en las distintas edades.

La mayoría de veces, "los trastornos" que se producen sin motivo aparente en algún momento de la vida tienen sus raíces en la infancia. La mente se protege ante cualquier tipo de acto traumatizante y borra de ella ,como si se tratara de algún tipo de amnesia, los sucesos ocurridos en momentos en que ésta es incapaz de procesar esa información, pero siempre hay un detonante que los vuelve a activar creando así un conflicto interno que puede adquirir carácter físico. El malestar en sus distintas manifestaciones, puede ser a través de crisis de ansiedad, ataques de pánico o cualquier otro tipo de fobia y puede que se acabe somatizando.

Ante el primer episodio siempre está la sorpresa y la pregunta ¿qué me está pasando y por qué? y la causa se busca en algo físico. Dependiendo del tipo de episodio del que trate o bien se acaba en el servicio de urgencias en un hospital o en la consulta del médico de familia.

Cada persona es un mundo a la hora de hacer frente a estas situaciones y las opciones varían en función de la confianza que depositen en la medicina convencional, así que la inclinación a la hora de buscar respuestas o ayuda dependerá de la confianza que le generen los fármacos o la confianza que pueda tener en otros tipos de terapias, como las llamadas alternativas. Sin duda, la farmacopea es necesaria en algunos casos extremos, pero éstos lo que hacen es parchear el problema real. Pueden desparecer los síntomas físicos, pero los verdaderos causantes siguen ahí y dormitando, latentes y dispuestos a resurgir en cuanto se deje de tomar la medicación. Este es el camino más corto para paliar todo el malestar físico porque el conflicto o problema no desaparece. La medicina convencional no recoge como problema de fondo las emociones y es la falta o carencia de una educación emocional lo que desata todo el problema psicológico al no saber cómo gestionar ese choque de emociones que se está produciendo y que por mucha medicación que se tome continuará sin resolverse. 

A veces los traumas producidos son tan profundos que pueden alargarse años hasta llegar a saber las causas y poder resolverlos desde el presente, pero merecería la pena que en lugar de tratar estos problemas a base de medicación se invirtiera más en otras terapias que a corto o largo plazo se obtienen mejores resultados y sin padecer los efectos secundarios que producen los ansiolíticos u otros medicamentos que se expenden desde la psiquiatría. Ambos tipos de terapia o medicación no tienen por qué ser excluyentes, más bien al contrario, pueden complementarse y convivir en perfecta armonía y hacer un mejor servicio a quien lo requiera.   







Imagen de la red




Comentarios

  1. Efectivamente el mundo de las emociones como el de los pensamientos interfieren en nuestra salud, física o mental, pues todo debe permanecer en equilibrio si no queremos sufrir patologías como las que nos describes en esta interesante publicación. También es verdad, que hace tan solo unos cuantos años es cuando la sociedad ha empezado a ser consciente de este tipo de conocimiento y terapias alternativas, por supuesto mucho menos agresivas para el organismo.

    Cuando los pensamientos negativos predominan sobre los positivos es cuando perdemos el equilibrio mental y naturalmente también afloran sentimientos de culpa, de rechazo, de falta de cariño, etc. De modo que es necesario tratar no solo al cuerpo, sino también al pensamiento y las emociones.
    Otro fallo de medicina convencional es olvidarse de que somos un TODO y no se puede tratar por partes ¿me comprendes?... Se suele tratar una dolencia enfocando la atención en un órgano determinado y se ignora que ese órgano se relaciona también con otras partes psíquicas o emocionales, ya que TODO ES ENERGÍA CONSCIENTE (pensamiento-emociones.cuerpo).

    Un placer, Marina, intercambiar contigo mis impresiones al respecto.

    Un abrazo.

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    Respuestas
    1. No puedo estar más de acuerdo contigo Estrella. Este es un tema peliagudo de tratar. Hay demasiadas clasificaciones para las distintas supuestas patologías, creo y cada vez hay más voces que lo afirman. Y es totalmente cierto, formamos parte de un todo y estos temad deben tratarse como un todo. Me ha gustado mucho tu comentario por lo interesante y cercano que siento tu pensamiento. Un abrazo muy grande y siempre agradecida por tu comentario amiga.

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  2. La educación nos enseña que debemos de tratar, y sanar el físico cuando hay síntomas de anomalía en él, sin embargo se obvia lo importante, lo que subyace tras esa aparente dolencia, sufrimiento, interrogante, que en sí misma está diciendo, gritando a veces algo más relevante. La infancia es primordial para un estado de salud psíquica y por ende, física.

    Un estupendo ejemplo con este relato reflexivo, Marina. No puedo estar más de acuerdo con el planteamiento y con tu pensar.
    Abrazos-)

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Me alegra que sea de tu agrado Mila y que compartamos el mismo pensamiento. También estoy de acuerdo contigo en lo que dices. Muy agradecida por tu visita a este, mi humilde espacio y dejarme tus generosas palabras. Un fuerte abrazo amiga.

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