No te rindas ante el dolor que te aflige. No te rindas ante la duda que te atormenta. No te rindas ante la desilusión de no obtener lo que esperabas. No te rindas ante la desesperanza que tu corazón agita. No permitas que en tu vida el miedo entre y de tu morada se apodere aterrorizando tu alma y paralizando tu cuerpo, impidiendo el movimiento y comprimiendo el latido en tu pecho. No te rindas ante la adversidad cuando de crudeza se vista, planta cara a la ofuscada sombra del momento y lucha por ti, por tu felicidad, por lo auténtico que hay en ti, lucha por la vida con fuerza. Cree firmemente en el poder que en tu interior habita, haz de esa creencia una realidad, ponle una intención y deshaz el nudo de la ira. Aférrate con vehemencia a tu convicción, cree en la capacidad que tiene el amor para derrotar temores y salir victorioso de las duras batallas...
Letras que discurren por un mar a veces calmo a veces tempestuoso por el que fluyen sentimientos y emociones que navegan al son en que late el corazón durante el temporal y la calma.